

Existen alimentos básicos, que se pueden añadir casi a cualquier plato, e incluso solos pueden llegar a comprender una comida sana y rica, como los huevos o el jamón. Pero, en este caso, vamos a hablar de uno de los más preferidos por la gente: el queso.
El queso es un producto lácteo elaborado a partir de la leche cuajada de vaca, cabra, oveja u otros animales menos comunes.
Existen muchos tipos de quesos.
– Quesos de leche de vaca: Los de leche de vaca son los más comunes, cuyo proceso es el ya mencionado. Algunos ejemplos son el Gouda, el Emmental, o el queso de Tetilla.
– Quesos de leche de oveja: Se dan en aquellas partes donde no abundan las vacas. Este tipo de leche puede provocar un punto de acidez al queso. Algunos ejemplos son el Roquefort, el Feta o el Cabrales.
– Quesos frescos: En su elaboración la leche se cuaja y posteriormente se deshidrata. El hecho de procesar la leche en menor medida hacen que tengan un sabor más suave. Por ello, suelen ser utilizados para ensaladas o para postres. Algunos ejemplos son la Mozarella, el Mascarpone y el queso de Burgos…
– Quesos curados: Aquellos que se dejan añejar, un proceso en el que se secan y su textura se vuelve más dura pero su sabor se potencia. E ejemplo más claro es el queso Parmesano.
Los usos del queso pueden ser casi infinitos: desde acompañar a otro platos de forma espolvoreada, como la pasta o la pizza, pasando por las salsas para carnes, como topping de sándwiches y hamburguesas hasta terminar dentro de una tarta.
Sea de la forma que sea, queda claro que el queso es un alimento, con muchos tipos y variaciones, que nos encanta. ¡E incluso existen quesos veganos! Un mundo de posibilidades.
Y en Al Toque de Sal le damos un homenaje ofreciéndote nuestra deliciosa provoleta, con tomate raff y orégano. ¡Repetirás!
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